lunes, 25 de febrero de 2008

DESDE IRAQ CON AMOR.


Cuando era pequeño no comprendía la existencia de ciertas religiosas aisladas en un ignoto claustro de contemplación; esas que sienten ese misterioso llamado en su corazón y se abandonan al misterio; esas mujeres unidas en el acto de suprema libertad al renunciar a una vida común, con sus luces y sus sombras. No comprendía que se restaran a una vida enérgica y apasionada en el afán de mejorar las condiciones de un mundo desgarrado, en el cual dios, sólo es un invitado con necesidad de ayuda para dejar una huella de su presencia a una humanidad hija del kaos. Los años cambiaron de muda a ese niño el cual luego de transformarse en adolescente y luego en un personaje maduro, continuó ansioso el camino por encontrar el sentido, el significado real de las cosas, quizás el significado de su propia vida. Es por eso que admiro y respeto, desde el ángulo del caminante e hijo del rigor, a todos quienes comprendiendo las palabras de Gandhi entregan su vida y dan testimonio diario a la fuerza más poderosa del universo, el Amor. Amar es poder, Creer es poder, Desear es poder, Imaginar es poder y cada uno de nosotros en nuestra nimiedad y desde el espacio de nuestra propia cultura podemos colaborar con un breve e intenso acto de sintonía universal, ya sea con una intención o pensamiento positivo, para algunos una oración, para otros sólo un instancia de esperanza salida desde lo más profundo del corazón y así sumar fuerza a la lucha verdadera. Los ojos del soldado de la fotografía revelan el drama más profundo de toda una generación enfrentada a la carnicería, por eso con fuerza digo : “ No a la Guerra, no al genocidio de inocentes ”. En algún tiempo o dimensión del pasado, presente o futuro, ese soldado abrumado por el dolor de la muerte tiñendo sus manos, ese, puedes ser tú.