miércoles, 14 de abril de 2010

BOSSA NOVA

Hubo un tiempo de barcos legendarios que robaron la sangre de tierras lejanas, tierras de sabánas y bosques, de ríos y desiertos. Desterraron los genes de Orixas y Camdoblé a golpes de látigos y de certeras balas, génesis de un éxodo forzado de esclavitud y miseria. Barcos indígnos que dejaron la mitad de su carga en las tierras del Brasil y que continuaron con el resto hacia las plantaciones de algodón del Missisipi. Trabajo de sol a sol, muerte y cepo, explotación y genocidio. Pero los dioses ancestrales quisieron otra cosa. Misteriosamente insuflaron el suero de la verdad en las plantaciones y en el corazón de los oprimidos del norte y de la nada tomo forma el Blues, el Jazz, el Rithm and Blues. En el sur, un poeta diplomático y un músico desconocido abieron la caja de pandora de mano de las deidades de Bahía y extendieron su mano hacia los hermanos que quedaron en aquellos míticos barcos de esclavos creando la nota que faltaba. Los dioses del continente primigenio siempre lo supieron; Bossa Nova y Jazz son lo mismo.